Museos y la gestión del público: del turismo masivo a la ausencia de visitantes
Hace tiempo leía un artículo en el periódico El País, sobre cómo un gran museo como la Galería de los Uffizi (Florencia) estaba utilizando la tecnología Big Data para mejorar la gestión de su elevado número de visitantes. El Big Data, es un sistema basado en el análisis masivo de datos que se emplea para elaborar estadísticas de todo tipo; su uso es cada vez más frecuente, y hoy son numerosos los museos del mundo que lo aplican para el estudio de públicos, la programación de actividades o la venta de entradas. Es una herramienta de gestión que puede ayudar a lidiar con la afluencia masiva de turistas que, paradójicamente, pone en riesgo la propia sostenibilidad de lugares como la Galería de los Uffizi. Su director, Eike Schmidt, lo explica en el mencionado artículo:
“Hemos analizado el comportamiento de los visitantes fuera, pero también dentro. Hemos visto cuáles son sus estrategias cuando visitan el museo, cómo se agrupan. Cada día hay grupos que pasan 40 minutos en el museo o menos. Quiere decir que entran, se hacen una foto y salen. Luego hay un 3% de visitantes que pasan más de cuatro horas, llegan por la mañana y se van por la tarde. Pero la mayoría pasa entre dos y tres horas. Y eso es un dato muy reconfortante. Habitualmente se piensa que el turismo de masas es superficial, pero no es así” (Verdú, 2018).
Foto de: museothyssen.org
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Sin embargo, el artículo termina con una reflexión inquietante, “el riesgo de eliminar las filas va implícito en el ADN del turismo de masas. Si no hay gente esperando en la puerta, ¿valdrá la pena lo que hay dentro?”
Como opinión personal ante esto, destacaría que el público que deje de entrar al museo por esta razón (no ver filas para entrar, y pensar con ello, erróneamente, que no merece la pena su visita) es un tipo de público que no debería ser su motor principal, al menos si es que este, no basa su supervivencia en la venta de entradas y con ello puede orientarse hacia otros objetivos, más cualitativos que cuantitativos.
Siguiendo con lo que comenta Muccini, este tipo de tecnologías, benefician tanto a la institución como al visitante. El visitante podrá, sin duda, invertir más tiempo en el entorno, produciendo una descentralización de la actividad turística, que es un objetivo fundamental para gestionar el turismo de masas: permite repartir beneficios económicos y descongestionar los espacios, “fomentando las zonas menos frecuentadas” (Fernández, 2020); este es el reto de lugares con una sostenibilidad tan amenazada por el turismo como Venecia, y finalmente es el mismo problema al que se enfrentan los grandes museos, monumentos, etc., la posibilidad de morir de éxito.
La pandemia lo cambia todo
Con el shock mundial causado por la irrupción del COVID-19, se ha marcado claramente un antes (hasta hace apenas unos meses) y un después, en todos los sectores, también en el que ahora nos ocupa. Con medidas de prevención muy concretas y una reducción dramática de visitantes, el turismo cultural en tiempos de coronavirus, se mueve entre el miedo, la incertidumbre y las ganas de recuperar el ritmo, pero como todas las crisis, supone también una oportunidad para volver a empezar y replantearse los cambios estructurales que son necesarios, poniendo rumbo hacia una actividad turística más sostenible. En los museos es posible notar ya algunos de estos cambios (en el anterior artículo amplío un poco más esto), pero por supuesto para avanzar son necesarios procesos más lentos y profundos. Quizás sea importante primero revisar las cuentas.
Foto de: www.culturaydeporte.gob.es
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Ahora, con el turismo paralizado y los eventos y espacios cerrados muy limitados, numerosos museos corren un serio riesgo de cierre, siendo por ello necesario recordar, a modo de reivindicación, que hablamos de instituciones que son pilares de nuestra sociedad, a la que aportan, tanto beneficios intangibles, que tienen que ver con la educación, con la riqueza cultural, el aprendizaje histórico o el bienestar espiritual, como beneficios materiales, económicos, donde es una realidad (a menudo denostada) el altísimo potencial que tienen para generar recursos.
Para ilustrar mejor esto, veamos las cifras económicas del Museo Nacional del Prado en estos últimos años, en los que el aporte del Museo a la economía española se ha llegado a elevar hasta los 745 millones de euros al año (Museo del Prado, 2020).
En su página web, es posible encontrar información interesante como la siguiente:
· “El impacto positivo de la institución en la economía española generado a través de sus visitantes multiplica por 16 veces su presupuesto”.
· “Los principales sectores beneficiados por el número de visitantes al museo son la hostelería y restauración, el transporte y las actividades culturales y de entretenimiento”.
· “Cada empleo directo en el museo genera 18 puestos de trabajos indirectos e inducidos en la economía española”.
Siendo consciente de que el Prado es un ejemplo particular, pues como museo nacional, condensa y absorbe numerosos esfuerzos económicos y políticos, aún así, me parecen datos reveladores de la gran capacidad de generar riqueza que tiene un museo. Más aún, esta institución es también un caso paradigmático de las dificultades vividas por el sector a raíz de la crisis de 2008, donde numerosos museos públicos salieron adelante mediante giros neoliberales: recortes de fondos públicos, y aumento de la privatización y externalización de servicios.
A día de hoy, la financiación del Museo del Prado viene fundamentalmente de ingresos privados, una cuestión polémica que detalla Paula Corroto en un artículo de El Confidencial :
“En la actualidad el 34% es público y el 66% restante, privado. Estos porcentajes han cambiado bastante desde el año 2005 cuando el Museo alcanzó una mayor autonomía, lo cual le permite una mayor flexibilidad de movimientos también en la búsqueda de financiación (para sus críticos esto indica que sus exposiciones sean más ‘comerciales’). De esta manera, hace 15 años la aportación pública suponía más del 80% y la privada el resto. Fue en 2012 cuando se invirtieron las cifras y la financiación privada pasó a ser mayor que la estatal”.
Foto de: nexter.org
Esta crisis ha puesto en evidencia una situación que, como vemos, ya estaba presente en muchos museos públicos del mundo, no obstante, siguen sumándose críticas desde dentro del sector, como la de Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), quien en una reciente entrevista durante el confinamiento se planteaba lo siguiente:
“¿Somos un servicio público o no? Porque no puede ser que un museo penda de un hilo porque no atraquen cruceros en la ciudad. El coste de abrir las puertas de un museo tendría que ser asumido por las administraciones, como las de los hospitales”.
Serra concluye: “esta crisis es una lección sobre la fragilidad de un modelo de capitalismo” (García y Sesé, 2020).
Vuelve a aparecer la idea del museo como hospital, del espíritu, desarrollada también por Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía.
Sin embargo, no en todos los países ocurre lo mismo; uno de los ejemplos es Reino Unido, donde museos públicos de primer nivel mundial como la National Gallery, la Tate Modern o el British Museum, son totalmente gratuitos. Con una inversión pública que duplica la española, la gran diferencia entre un país y otro está en la conciencia social que existe sobre la protección de sus museos . Como apunta Peio Riaño en este interesante artículo:
"Las donaciones y los donativos en Reino Unido generan unos ingresos absolutamente inéditos en España. Recordemos que Londres es la ciudad con más ricos del mundo (viven 72 milmillonarios). De esta manera, la National Gallery recibió 13,8 millones de euros en donaciones y 3,4 millones de euros en donativos, en 2016. El British Museum ingresó en el mismo año 28,1 millones de euros en concepto de donaciones y 20,8 millones de euros en donativos (una cantidad similar a la lograda por el Prado con la venta de entradas) (...) Los museos en Reino Unido cuentan con patronatos sin políticos y con empresarios con mucho dinero, comprometidos en la tarea de captación de fondos para el museo.
Tienen además, departamentos de fundraising con mucha capacidad para captar muchos fondos privados. Y, por último, la transparencia en el rendimiento de sus cuentas” (2017).
Para terminar, es necesario decir que, a pesar de está situación excelente en muchos aspectos, allí también se han vivido recortes y el panorama actual es igualmente delicado.
En general, la pandemia ha hecho temblar unos cimientos aparentemente sólidos, y ha puesto en evidencia la necesidad de actuar y redirigir el rumbo.
Hay una lista esencial de cambios que deben partir en primer lugar de la colaboración a todos los niveles: deben tejerse nuevamente las redes establecidas, sobre todo a nivel político, donde se tiene que cooperar entre administraciones para blindar el gasto público destinado a los museos, y no arrojarles así, ante la trampa de la taquilla. Socialmente, debemos valorar el papel del arte y la cultura, salvadores incluso a distancia durante el estricto confinamiento.
Referencias:
Corroto, P. (2020, 22 de enero). El boom del Prado: más visitantes y hasta 745 millones para nuestra economía. El Confidencial. Recuperado de: https://elconfidencial.com/
Fernández, M. (2020, 8 de junio). Venecia no es un sueño. Revista digital CTXT Contexto y Acción. Recuperado de: https://ctxt.es/
García, F., y Sesé, T. (2020, 5 de mayo). Los museos se reinventan: adiós a las grandes exposiciones. La Vanguardia. Recuperado de: https://lavanguardia.com/
Riaño, P. H. (2020, 14 de abril). El museo del futuro se despide de las exposiciones de masas. El País. Recuperado de https://elpais.com/
Riaño, P. H. (2017, 3 de septiembre). ¿Por qué los museos de Reino Unido son gratis y aquí cada vez más caros? El Español. Recuperado de: https://www.elespanol.com/
Verdú, D. (2018, 10 de octubre). La Galería de los Uffizi recurre a un algoritmo para combatir las colas. El País. Recuperado de: https://elpais.com/
(2020, 22 de enero). La contribución del Museo Nacional del Prado a la economía española se eleva a 745 millones de euros al año. Museo del Prado. Recuperado de: https://www.museodelprado.es/
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