Arte y apocalipsis
Se preguntaba Robert Hughes en su serie documental, El impacto de lo nuevo,
qué habrían hecho los grandes artistas del pasado ante las tragedias
contemporáneas. Se preguntaba cómo
habría pintado Jacques-Louis David el asesinato de J.F. Kennedy, Goya la
liberación de los campos de exterminio de la Segunda Guerra Mundial, Turner el
gran hongo radiactivo tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki, o Picasso la caída de las Torres Gemelas. También se preguntaba, por qué los artistas contemporáneos han representado estos hechos en tan pocas ocasiones.
Turner, 1834, El incendio de las casas del Parlamento. Foto
de: wikiart.org
Hughes, fue un gran crítico de arte que no ocultó nunca su
pasión por el arte moderno (desde el Impresionismo a Andy Warhol), pero que fue
muy crítico con el arte actual. Decía en 2004, “hoy las obras de arte más
controvertidas no relatan los horrores de la guerra sino las fobias de los
artistas”.
Tanto Goya como Picasso fueron dos artistas tremendamente políticos y
contemporáneos, y con obras como Los fusilamientos o Guernica
respectivamente, denunciaron las atrocidades de su tiempo, de una manera totalmente
personal, libre, adelantándose incluso artísticamente a su tiempo.
El caso de Goya por ejemplo, que ya se había quedado completamente sordo cuando ocurrió la invasión de España por parte de Francia en 1808 y la posterior guerra de Independencia entre ambos países. Fueron seis años en los que se cometieron todo tipo de actos de barbarie, que Goya denunció constantemente en sus grabados y pinturas, y que explican en parte toda la posterior desesperación que se ve reflejada en sus pinturas negras.
Goya, 1815, serie de grabados Los desastres de la guerra.
Foto: museodelprado.es
Picasso, vivió las dos guerras mundiales, y la guerra civil
española, tal vez su apocalípsis particular, tres años de atrocidades diarias.
Un día especialmente trágico fue aquel 26 de abril de 1937, cuando aviones
alemanes e italianos arrasaron la ciudad vasca de Guernica, hecho que le conmovió hasta el punto realizar acto seguido, el alegato artístico antibélico
más célebre de la historia del arte, símbolo universal en contra de la guerra.
Para Hugues (2004) el Guernica, “tal vez no sea el mejor
cuadro de la historia pero fue sin duda la última pintura de cierta
importancia, que se inspiró en un tema político con la intención de cambiar la
opinión de un gran número de personas sobre el poder”.
Picasso, 1937, Guernica. Foto: museoreinasofia.es
Si el arte de hoy ha perdido esa profundidad, tal vez sea fruto de que se encuentra dentro de una sociedad globalizada, superficial e inmediata, de la que cual es muy difícil salir, incluso para criticarla.
Cueva de Chauvet (Francia), 32.000 a.C. Foto de: abc.es
Qué será del mundo tras la pandemia del Covid-19 y qué será del arte es algo tan incierto como esperanzador.
Coincido con las palabras del crítico de arte Alain Badiou
(2013):
Pienso que estamos en un tiempo en el que es esencial recordar lo
que es el mundo a través de la propia fuerza del arte, a través de su nueva
fuerza contemporánea. Pero, asimismo, el arte tendría que decirnos lo que podría
ser, como reverso del propio arte. También es una función del arte tener una
visión de futuro. No siempre hay que anunciar el desastre, aunque haya razones
para hacerlo. Creo, más bien, que el arte debe decir que el desastre es
posible, que quizás es más que probable, pero que podemos evitarlo. Tiene que
decir, también, que algo en todo ello depende de nosotros, a eso es a lo que yo
llamo una promesa.
Referencias:
Badiou, Alain. (2013). Las condiciones del arte
contemporáneo. Madrid: Brumaria.
Hughes, Robert., Lewis, Richardson, David. (2004). El nuevo
impacto de lo nuevo. BBC.
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